Alan Ismael Osuna García
CESUN Universidad
Tijuana, México
El trauma y su relación con las adicciones
El trauma es un proceso amplio, complicado y, sobre todo, individual. Comprenderle es un ejercicio que los profesionales de la salud mental tratan en ejercicios que pueden durar una cantidad significativa de tiempo. Sin embargo, subyace en el trauma la posibilidad de segmentarlo de acuerdo a situaciones concretas que encuentran una relación aparente: es decir, reacciones distintas que solemos tener ante los traumas. En el #psicoanálisis freudiano, por ejemplo, el trauma siempre es un asunto generacional, tiene un carácter histórico que se superpone a la narrativa personal del individuo, los resultados recaen sobre la vida, pensamiento y actividades de éste mismo, se clasifica, según el diagnóstico en turno de alguna manera como un modo descriptivo, provisional y cambiante.
Una de las clasificaciones diagnósticas que cobran fuerza en la actualidad en casi todas las ramas de la #psicología son las adicciones, es un tema que tiende a atravesar las fronteras de los distintos acercamientos #psicopatológicos. Esta abrumadora realidad que hace que distintas corrientes estén en un mismo lugar se debe a cuestiones multifactoriales: el acceso globalizado a absolutamente todo tipo de experiencias hace que los sentidos de los sujetos sean fácilmente estimulados, el avance del trabajo mercadológico dentro del capitalismo que ha aligerado a las empresas generar pequeños (o largos y problemáticos) lapsus adictivos en sus consumidores, la delicada situación en la que se encuentra actualmente la salud mental a nivel mundial, no sólo de generaciones más jóvenes que han tenido acceso a diagnóstico desde edad temprana, sino de adultos poco funcionales cuyas problemáticas han decantado en una serie de inconvenientes urbanos a nivel nacional e internacional, es en esta última consideración donde podemos hablar que reside la relación más estrecha con el trauma.
La prevalencia del consumo de #drogas en #México en el 2016, aumentó del 2.9% al 6.2%, de forma anual (Secretaría de Salud, 2016). Es decir; anualmente, para 2016, 6.2% de los sujetos que consumían alguna droga, se mantenían haciéndolo periódicamente, por la tendencia, se entiende que esto continúa en aumento. El que prevalezca el consumo no necesariamente nos indica adicción, pero si nos habla de la plasticidad del consumo de sustancias con mayor relación a ser consideradas “adictivas”.
La adicción es una respuesta de tantas al trauma, a su vez, puede ser respuesta también a una diversidad amplia de condiciones psicopatológicas en la historia personal de los cualquier individuo en esta situación; sin embargo, aquí nos enfocaremos especialmente en este vínculo: trauma-adicción, desde un acercamiento sociológico buscaremos hacer una interpretación de cuestiones socioambientales, en particular, imaginarios sociales que propician el desarrollo y la recuperación de las adicciones a las drogas y el alcohol, particularmente en México.
El trauma en la recuperación de las adicciones de los mexicanos
A su vez, la recuperación de las adicciones es un proceso también complejo, que, a diferencia de encontrar e identificar un trauma, ha logrado, en relación a la experiencia longeva que hay con ellas, simplificarse en microprocesos entendibles por la mayoría de la población alfabetizada a nivel mundial. El surgimiento de los grupos de apoyo A.A. el siglo pasado, y la creciente expansión de los centros de rehabilitación para adicciones demostró, tener al menos la misma efectividad que los modelos psicofarmacológicos de tratamiento de adicciones, además que el costo y la temporalidad resultan ser menores al momento de tratar con las crisis de abstinencia (Ciapponi, 2020).
Lo curioso de esto es que los programas de 12 pasos y los centros de rehabilitación, a pesar de que tienden a recurrir a profesionistas de la psicología para su dirección y apoyo, también recurren a tres cuestiones que son comunes en el imaginario social, en este caso, de los mexicanos: en primer lugar, la espiritualidad, recordemos que el modelo de los 12 pasos conduce a un reconocimiento de un poder superior en términos espirituales, es decir, el reconocimiento de que hay una autoridad (social, metafísica, religiosa o epistémica) que rige sobre el comportamiento del adicto, así como Weber (2008) observó en Estados Unidos un vínculo entre sus dinámicas socioeconómicas y el protestantismo, en México se debe poder observar el vínculo que hay entre el catolicismo y la cotidianidad del consumo y producción de sustancias, otro ejemplo que nunca me canso de mencionar es el cómo se recurre a los santos populares en relación a las drogas, como Malverde.
En segundo lugar, la simplificación de los procesos psicopatológicos y su relación con la espiritualidad genera un proceso de “folklorización” (popularización) de la psicología, un tema ya ampliamente tratado en literatura de filosofía de la ciencia es el como la #psicologíafolk comienza a afectar las rutinas cotidianas de las personas, categorizaciones arbitrarias como “toxicidad”, “narcisismo”, “psicopatía”, “histeria”, las filias, los complejos de Edipo y Electra, son tan solo unos cuantos ejemplos que se han visto popularizados por los medios masivos de comunicación y las redes sociales; aunado a ello, los programas de 12 pasos han contribuido a reducirle la clientela a los psicólogos (aunque también a darle soporte a las terapias, si se hace en consonancia). La problemática reside en que, al ser espacios no especializados, pueden generar imaginarios sociales más o menos problemáticos sobre cómo funciona la relación entre adicción y trauma, cómo se solucionan los problemas de esta índole en base a las experiencias compartidas por los compañeros de determinados conceptos psicopatológicos.
Finalmente, el uso de redes sociodigitales al momento de popularizar este proceso tiene un índice especial en la forma en la que se interpreta la relación trauma-adicción-recuperación, pues una de las grandes esencias de los programas de 12 pasos es el servicio; el apadrinamiento es una parte clave que se ha popularizado en las redes que recurren frecuentemente a vídeos e imágenes, además de comentarios y posteos, para relatar determinadas vivencias. Se hacen populares algunos “padrinos” que en estos espacios tratan a las adicciones de sus compañeros con un “amor duro”: la recuperación de las adicciones, se imagina, necesita de una marca, casi igual de traumática que las huellas y heridas en la historia de la psique individual del adicto.
¿Cómo nos imaginamos el trauma y la recuperación?
Entonces, hay que poner especial atención en las dinámicas comunes que aparecen no solo en los grupos, sino en sus representaciones distintas en redes sociodigitales y medios masivos de comunicación. Ya comentábamos antes sobre los vídeos e imágenes de “padrinos” que hablan de forma directa, dura, grosera y podríamos decir, hasta cruel a sus compañeros de grupo, que se popularizan sus discursos hasta convertirse en meme. La #psicologíafolk que se maneja en estos espacios sobresale, al menos en apariencia, en relación con las interacciones personales cara-a-cara que pueden tener los miembros de un grupo, o las interacciones de experiencias coincidentes al momento de “tomar tribuna” (hablar en el grupo sobre sus experiencias con las sustancias).
Ello nos habla de dos imaginarios que se encuentran en contraposición dentro de un mismo espacio, es decir, se podría decir que el imaginario “tradicional” es aquél donde las dinámicas entre los miembros son más que gritos, insultos y “amor duro”; mientras que el imaginario folk de la recuperación es el uso de este tipo de mecanismos para formar en el sujeto una nueva estructura, basada en la crueldad. El uso especial de palabras de índole folk en vídeos, audios y memes donde se representan “padrinos” que dan amor duro relata precisamente la referencia que se hace antes donde hay términos de la psicología que se popularizan, pero su uso conceptual fuera de la clínica recae en simplificaciones, generalidades o un uso lúdico.
Se podría decir, en este caso, que las redes sociodigitales suponen un reto para la triada trauma-adicción-recuperación en tres términos: en primer lugar, no se debe olvidar que el formato de las redes sociodigitales es apabullante, y necesita de ciertas configuraciones discursivas, algunas son más aceptadas que otras, no solo socialmente, sino, incluso desde los algoritmos que determinan lo que le aparece a la mayoría de los usuarios. En segundo lugar, la recuperación que no es acompañada por profesionales, por la razón que sea, siempre corre el riesgo de encontrarse con problemas, las redes masifican discursos específicos dentro de los grupos, que, si bien no necesariamente son la forma de pensar de la mayoría de los adictos en recuperación, sí los representan frente a la mirada externa de esa manera.
Finalmente, en tercer lugar, también la forma de retratar a los adictos cobra sentido para la población, es decir, el proceso mediante el cual se forma una adicción es popularizado a través de generalidades que pueden más o menos apuntar a un norte, pero que, sin el acompañamiento de un profesional de la salud mental que lo aclare, estas generalizaciones se vuelven un canon en la forma de ver a los padecimientos de dependencia de sustancias.
Del mismo modo, ello determina otro cúmulo de situaciones imaginarias en las redes: la criminalización de las drogas; la idea de que las adicciones están vinculadas a la delincuencia, enfermedades de transmisión sexual, o pasados trágicos con eventos traumáticos; finalmente, también aparece el imaginario de una recuperación forzada, dolorosa y tortuosa. El sufrimiento y la crueldad son afectos que tienden a aparecer en discursos masificados de recuperación. Un estudio más a profundidad del contenido representado en estos imaginarios permitiría sopesar qué tan factible es que se contrarresten las ideas inadecuadas respecto a la recuperación de las adicciones, tanto en programas de 12 pasos, como en espacios de “psicología folk” de las redes sociodigitales.
REFERENCIAS
Ciapponi, A. (2020). Alcohólicos Anónimos y otros programas de 12 pasos para el trastorno por consumo de alcohol. Evidencia, actualizacion en la práctica ambulatoria, 23(2), e002056-e002056.
Secretaría de Salud (2016). Encuesta Nacional de Consumo de Drogas, Alcohol y Tabaco 2016-2017. Dirección de Encuestas. https://encuestas.insp.mx/repositorio/encuestas/ENCODAT2016/informes.php
Enríquez, M. (2019). Nuestra parte de noche. Titivillus.
Weber, M. (2008). La ética protestante y el espíritu del capitalismo. Prometeo.
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